Esta noche la primavera chorrea perfume de jazmines
y las dalias muertas en el patio hacen legión
junto a las palabras que olvidamos.
Tendría que tener la risa atragantada de lápices
para poder cerrar los ojos y no ver nada.
Mirar la tinta corrida por la lluvia,
el recuerdo y su risa falsa.
Acaso baste cubrir la sombra con la claridad idiota del día.
Y otra vez atreverse a despreciar la luna llena.
Solamente las bocas que callan, y los dedos que tocan
los pétalos mustios que esconde la memoria.
Hay una esquina atravesada de nuncas.
El latido de las grietas
que ignoramos
hace llorar de rabia a las ventanas.