Conocer cada rincón de tu piel,
cada pétalo tiritando
de tu sexo bajo mis dedos.
Lenta hoguera de bocas y silencios
donde la saliva,
materia transparente los besos.
Invención del amor,
la mitad más irreal del invierno.
Toda mía como los atardeceres
sin sol
sin la totalidad de tu abrazo.
Mujer, yo mordí el filo de la noche
y atravesé el espanto
porque vos me vieras a los ojos,
por primera vez,
acaso.