Por un par de días no supe nada de vos. Y me pareció raro, y te llamé al celular incontables veces, e incluso te mandé un mensaje "¿Se te rompió el celular?" Y los días pasaron, igual, y la voz del "Usted se ha comunicado con el 11..." era ya normal, sin importancia. Y entonces pensé, como quién no quiere la cosa, que algo malo, otra cosa, estaba pasando. Pero no sabía, estaba ahí, en ese universo tonto de la inacción y la duda. Igual, no era mucho lo que podía hacer, con solamente un número de celular que parecía haber dejado de funcionar y la pregunta creciendo entre las páginas de Puig y las del Deivid.
Entonces, ingenuamente, busqué tu apellido y el nombre de tu padre en la guía de teléfonos y llamé.
Del otro lado, la voz del doctor, tu papá y su sorprendido quién era luego de preguntar si estabas, y luego, ante la proferición de mi nombre que acaso en ese momento hubiera deseado otro, escuchar "Si la querés un poquito a C., alejáte de ella, es lo único que te pido" "¡Y qué fue lo que pasó?" pregunté, ignorante del otro lado, de cosas que sin ver intuía con lo anterior; "No importa", el ruego se repetía y concluí, cobarde al fin con un "Sí señor, como Usted diga".
Esto es como una muerte más, la segunda de esta semana, pero más cerca y más triste, saber al fin, tu cuerpo y tu sonrisa en otro lado tan lejos, indefinido, como ese espacio de vacío y no saber, y no ver... no volverte a ver nunca más, ni una palabra rota y descolgada en el teléfono que espero sonando con tu voz detrás cada mediodía.
(F20.xx carajo, qué mierda podemos hacer con tanto amor o tanta mierda contra eso.)
"Quiero ser un planeta que no gire al revés" dice la banda que escucho ahora, pero vos girás al revés carajo, y no te das cuenta. Esa es la diferencia de los locos como vos y los locos como yo. Vos no sabés que girás al revés ("Yo estoy al derecho, dado vuelta estás vos!") y yo acaso, me imagino, me supongo, esta realidad de consultorio y DSVM-IV entre los dedos y no me importa, ser otra cosa, ese diagnóstico maldito. "Entonces, ahora sos el diagnóstico" me dijo J. y puede ser, que uno se vaya haciendo a imagen y semejanza (F32,F41.1) de lo que dice el psiquiatra y los manuales estadístico diagnóstico de las enfermedades mentales.
"Será por eso que me miran los hombres muertos".
Qué paja la vida a veces te dije ayer Chinita, y es verdad, se hace medio pesada la cosa. Hoy diluviaba y mientras iba en el 168 pensaba bocha en la muerte, y me daba el pánico de siempre, de no existir, el puto ego ahí reclamando su derecho a nunca dejar de existir("Es el apego al yo", me dijo el Reverendo Nakayama, "pero en dirección negativa, buscar la Iluminación es el apego al yo, de forma positiva.")
¿Pero sabés qué pasa? Yo al japonés de 28 años le pregunto si le tiene miedo a la muerte y me responde con la misma tranquilidad y seguridad que Don Cayetano, "El Taca", mi abuelo que cumplió noventa y cuatro este agosto y dice que la vida lo tiene tan lleno que solamente espera morirse en paz porque ya hizo todo. Y cuando me dijo eso, el último año nuevo, casi me puse a llorar, como casi me pongo a llorar con los afiches de Néstor. Pero hace mucho que estoy casi por llorar y no lloro, desde esa tarde tan inmensamente triste en mi cuarto con V. cuando entre lágrimas y besos y baba y te amos nos dejamos acaso para siempre.
Yo quiero llegar ahí, como mi abuelo, pero intuyo que la vida no me alcanza, que tengo tantas cosas por hacer que no me voy a morir nunca, porque si yo me voy a morir algún día, tiene que ser cuando haya hecho todo lo que tengo que hacer y de ninguna manera antes.
Recuerdo que a los diecisiete (La desgracia) cuando ese gil me puso el tiro en el cogote, pensé "Carajo, no me puedo morir ahora con todas las cosas que tengo aún por hacer", igual se me pasó la vida frente a los ojos y la quedé en el pasillo al quirófano y en la sala de operaciones, por lo que tuve un lindo moretón verde en el pecho por el desfribilador durante seis o siete meses.
Y lo peor o lo mejor que te puedo decir de la muerte, es que no es como dijo Sueiro; te morís y se acabó el fato, es la nada. Total. Como dormir sin soñar para siempre.
Así que hay que aprovechar Chinita, yo no quiero dejar pasar el tren, yo quiero ser feliz la reputa madre, quiero ver las flores violeta de la primavera reventando sobre tu cabeza entre los besos que te voy dando, para así poder poder olvidarme en ese instante tonto y hedonista de que me voy a morir y mis cenizas arrojadas sobre la Cambacuá van a ser un fetiche pajero de uno que ya es fiambre.
Y así llegan las 7:22 pm "and we all live in a yellow submarine" y qué carajo le vamos a hacer si la vida moderna y capitalista nos metió en este agujero y no hay Mandinga que nos saque.
Lo triste es que no sea como el tema de The Beatles "Everyone of us has all we need" porque lo que sobra es necesidad y el ansia carajo, el ansia que no se apaga ni siquiera con dormir sin soñar para siempre