Arrastrabas una sombra gris en tus párpados.
Tendrías que haber visto mis palabras.
devorarte en silencio.
Detrás del espejo
hay un laberinto de sueño y desencanto.
La sombra de tus párpados
enredada en el entrepiso,
un colgante fantástico
para subir donde terminan las alfombras
y el topacio se tiñe
con los ribetes azules de la mañana de Marzo.
Desde las esquinas
retumba la madrugada.
El latido de los boulevares
los museos y los vasos.